¿Cómo conseguir la motivación para hacer ejercicio?

La motivación nos encanta. Somos tus porristas número 1, nos emociona acompañarte en el camino hacia tus metas y verte lograrlas es nuestro momento favorito. Pero tenemos que decirlo: la motivación nunca es suficiente. Por más posts que veas en Instagram diciéndote que te animes a hacer tu workout y por más gym partners increíbles que tengas, siempre llega un momento en el que tenemos ganas de tirar la toalla y los motivos por los que estábamos haciendo algo ya no nos parecen suficientes para continuar. Y la pregunta del millón es: ¿cómo le hacemos cuando falta motivación? 

Qué es la motivación, exactamente 

Es lo que sientes el primero de enero. Es la combinación de determinación y ganas de lograr algo. Digamos que la motivación se siente como algo que te empuja hacia adelante y hace que nos movamos hacia el lugar a donde queremos ir. Y a decir verdad, es buenísima. Encontrar algo que te motive siempre ayuda: personas, rutinas, objetivos. Pero la motivación es un recurso finito y el problema llega cuando estamos desmotivados. 

En cambio, la disciplina… 

La disciplina es el grupo de reglas que establecemos para que nuestro comportamiento nos dé resultados. Digamos que son normas que nos podemos imponer a nosotros mismos y que, a la hora de la flojera, nos podemos exigir. Piensa, por ejemplo, en por qué vas al trabajo o a la escuela todos los días: definitivamente no es porque tengas muchísimas ganas siempre, sino porque lo percibes como una responsabilidad. Digamos que la motivación nos ayuda a hacer las cosas porque queremos y la disciplina nos ayuda a hacer las cosas porque debemos.

Cambiar de categoría el ejercicio 

Muchos tenemos la mala costumbre de poner las cosas que hacemos con otros o para otros como una responsabilidad, y dejar las cosas que hacemos por nosotros mismos como una posibilidad. Y, entonces, cuando toca sacrificar algo por falta de tiempo o aplazarlo, nos fallamos a nosotros antes que a nadie. El ejercicio para muchas personas es una de esas cosas que quieren incluir en su vida, pero son pocos quienes lo consideran parte de su lista de responsabilidades. ¿Por qué? La primera respuesta es “porque no le tienes que rendir cuentas a nadie”. Pero la realidad es otra: te tienes que rendir cuentas a ti. 

El autocuidado (ya sea hacer ejercicio, comer balanceado, darnos una noche de apapachos o hacer tiempo para nosotros mismos) debe pasar a la lista de responsabilidades. Y debemos practicarlo no solamente con motivación, sino también con disciplina.

¡Tú eres tu primera responsabilidad!